lunes, 12 de noviembre de 2018

Día del recuerdo (o Poppy Day)

Si nuestros alumnos han visto o leído durante estos días las noticias, habrán observado que los principales líderes mundiales se han reunido en París para conmemorar el fin de la I Guerra Mundial (1914-1918). Si se han fijado bien, algunos de ellos llevaban un broche con forma de flor (una amapola de color rojo) en la solapa de sus trajes. Y si ya son algo curiosos se habrán preguntado por qué unos la llevaban y otros no, o llevaban una insignia de color azul (que era un aciano). Otros habrán seguido las competiciones deportivas del fin de semana, con la Premier League a la cabeza, y se habrán fijado en que los deportistas portaban también una amapola roja en sus camisetas. El motivo no es otro que el homenaje que desde hace 100 años se rinde a los caídos por el imperio británico durante la I Guerra Mundial (cuyo armisticio se firmó el 11 de noviembre de 1918) y, por extensión, en todas las guerras. De esta manera, en todos los países de la Commonwealth, con el Reino Unido a la cabeza, son frecuentes los homenajes y ceremonias de recuerdo por los muertos de las guerras y el símbolo que se emplea para ello es una amapola (poppy en inglés), que muchos, famosos o anónimos, adultos o niños, portan en las solapas de sus camisas, camisetas o trajes. 


La reina Isabel coloca una corona junto al monumento a los caídos en Londres

Jugadores del Arsenal y el Swansea con sus camisetas adornadas con la amapola roja

Miembros de la familia real británica con sus amapolas
Diversos líderes políticos mundiales con diferentes símbolos

Imagen del Arco de Triunfo de París con la ceremonia de homenaje a los caídos

Tumbas de soldados muertos en la I Guerra Mundial en Flandes (Bélgica)

Durante esta semana trabajaremos los conectores textuales, los mecanismos léxicos de cohesión y trataremos de entender cómo se estructura la información. Para ello emplearemos dos textos periodísticos breves relacionados con la I Guerra Mundial; en el primero de ellos se explica la historia de la amapola en la solapa, mientras que en el segundo, un reciente editorial de El País, se hace una interesante reflexión sobre el devenir de Europa a partir del recuerdo de la batalla de Verdún. Previo a todo ello veremos unos vídeos explicativos sobre qué supuso la I Guerra Mundial y aprenderemos un poco de historia. Y si hay alguno interesado en ampliar sus conocimientos, que pinche aquí.

jueves, 8 de noviembre de 2018

El metro (relato de intriga)

Esta vez traemos un relato de intriga a cargo de Guillermo, de 2º ESO B.

Ya hacía unos días que la Europol nos había mandado a comisaría ciertas señales de un grupo yihadista que estaba comunicándose por la Deep Web, y al fin los inspectores de la UIT lograron desencriptar la dirección IP de los mensajes y meterse en las conversaciones de estos desgraciados. Parecía que iban a atentar en la famosa Picadilly Circus, pero lo que yo, un agente de la policía secreta de Londres (MI6), no me imaginaba, era con que material ni de qué manera iban a atentar. Aquel 26 de junio de 2033, pude ver la masacre más grande sucedida en la Tierra. 


     Cinco agentes de los TDAX, cuatro de la comisaría de distrito 5 de Londres, dos de la Europol y tres de la MI6 en los que nos incluíamos mi compañero Álex y yo, estuvimos vigilando la plaza y alrededores sin levantar sospechas, hasta que nosotros dos nos montamos en el metro de la anterior parada, para asegurar también este perímetro dado que el metro también puede ser un lugar para atentar; pero no de esta manera… Justo con nosotros dentro, se agarraron al vagón trasero lo que parecían dos gamberros dispuestos a hacer alguna pintada, y a continuación de que el vagón se cerrara, el convoy se pusiera en marcha y se escuchara el último y famoso "Mind the gap", los que resultaron ser nuestra peor pesadilla, colocaron dos "bombas de freno de gran alcance" en la parte trasera del vagón. Esto quería decir que, si el metro frenaba al llegar a la estación de Picadilly, las bombas explotarían y no solo morirían toda la gente del metro, el cual hoy estaba especialmente lleno, sino que también moriría toda la gente de la plaza. No obstante, si el metro no frenase, chocaría con el convoy de la línea roja y también explotarían las bombas… 

      Debíamos cambiar de vagón de modo que no nos vieran, avisar al conductor y a nuestros compañeros para que detuvieran el tren de la línea roja, y si se acabara pudiendo parar el tren de algún modo, que los TDAX desactivaran las bombas. Qué bien nos vino que el Brexit se echara atrás para que así la Europol nos avisara de todo esto. 

    Una vez sucedido esto, algo falló… De repente, los controles magnéticos del metro no respondían y se estaban empezando a agitar los vagones lo que podía hacer explotar las bombas, el metro había cambiado de dirección en la rotonda del intercambio con la línea roja y volvía directo a la plaza, las luces se apagaron, las bombas empezaron a emitir un pitido y luz intermitente de activación (seguramente por los bandazos que estaban dando los vagones), y por si fuera poco, en vez de sonar la agradable voz pregrabada que te indica la siguiente parada, estaba sonando el estremecedor discursito del "jefe de los yihadistas" sobre el tiempo que los barrenderos iban a tardar en limpiar tanta sangre como iba a salpicar a los edificios y calles que no se derrumbaran; y de pronto algo inaudito pasó. El tiempo se detuvo. 


     Durante este tiempo todo excepto Álex y yo, se paralizó. Así nosotros dos pudimos pensar y asimilar lo que estaba pasando. Veinte minutos después, lo que pareció un vórtice espacio-temporal se presentó frente a nuestras narices, y pasado esto llegamos a una decisión. Intentar meter y sacar a la mayor parte de personas por ahí o tirar las bombas, aunque esta segunda no lo probamos por si aun así explotaban; pero… hubo un problema: en nuestro deseo de sacar a aquellas inocentes personas no nos dimos cuenta de que aparte de paralizados era imposible moverlos, pues era como si estuvieran pegados al suelo e igual con las bombas y con todo… No había fuerza humana capaz de hacer aquel trabajo a sí que optamos por entrar nosotros. Viajamos en el tiempo al verano del año anterior, a la sede de la Europol, en La Haya, para advertir de lo que pudiera pasar, y de pronto ahí estaba yo, en mi casa, sentado en el sofá, viendo mi serie preferida con mis dos hijos, Marc y Oliver y sin recordar nada. 

       Yo (mi subconsciente) me había escrito una carta a mí mismo titulada "EL METRO".

martes, 6 de noviembre de 2018

Relato de aventuras

Continuamos con la publicación de algunos de las narraciones de aventuras confeccionados por nuestros alumnos de 2º de ESO. En esta ocasión, el título es "Relato de aventuras", a cargo de Elena, de 2º B:

Hace 5 años, recuerdo que mi amigo Juan y yo decidimos realizar un viaje por toda España, disfrutamos de las Vaquillas en Teruel, del Pilar en Zaragoza o las Fallas en Valencia. En una de estas nos encontramos a un hombre en un bar de Valencia y nos hicimos amigos, lo invitamos al charlar con nosotros, pasamos la noche hablando y hablando, sobre todo de tonterías. Nos dio por contar historias pasadas: lo que habíamos hecho,dónde habíamos trabajado...Él nos contó que cuando era más joven tenía un amigo con el que compartía muchos ratos y en uno de ellos este y su amigo se enfadaron, se empezaron a pegar y su amigo, de semejante empujón que le pegó, se dio un golpe en la cabeza con la esquina de un mueble y se mató. El señor, como estaba solo con él, no supo qué hacer y escondió el cadáver  en un armario. Terminó de contarlo y lo eché de allí rápidamente, llamamos a la policía por el miedo que teníamos "para asegurarnos de que había estado en la cárcel"... . Al parecer, el hombre estaba en busca y captura por un crimen que había cometido recientemente...Lo pillaron y nosotros seguimos nuestra ruta por España,pero sin invitar a nadie a charlar con nosotros....FUE UN VIAJE DE LO MÁS EXTRAÑO.

lunes, 5 de noviembre de 2018

Segundas lecturas

De acuerdo a la programación y al plan establecido desde comienzo de curso, procedemos a ofrecer el listado de lecturas para esta segunda parte de la primera evaluación, tras haber superado (y sobrevivido) a Poe y sus relatos de horror. En esta ocasión damos a nuestros alumnos la posibilidad de elegir entre 37 novelas o colecciones de cuentos (ahí es nada),de los que se seleccionará uno y se comunicará al profesor durante esta semana. Todos ellos están en la Biblioteca del instituto o en la Municipal de Teruel, para que no sea necesario -a menos que uno lo desee- comprarlo. De la forma de evaluación hablaremos en clase estos días, porque ofreceremos dos modalidades. La selección es algo ecléctica, con predominio de las aventuras y el terror, pero incluye también otras modalidades y opciones. La extensión también es relativa: de las apenas cien páginas de las dos novelas cortas de Steinbeck a las 400 de otros autores. En algunos casos, la ayuda de los padres puede resultar muy útil, pues no pocas de ellas habrán hecho las delicias (o habrán sido el potro de tortura) de ellos y hasta es posible que en algún trastero o desván se halle una vieja edición que merezca una nueva oportunidad. De todas estas opciones de lectura presentamos un breve resumen, que ha de servir para despertar el interés de los alumnos, para que busquen datos o para que, no nos engañemos, vean cuál es más corta:


     Un autor que aparece con cuatro novelas y una colección de relatos es Sir Arthur Conan Doyle, padre del inmarcesible y admirable Sherlock Holmes y su inseparable Watson. Por un lado están las cuatro novelas clásicas: Estudio en escarlata, El sabueso de los Baskerville, El signo de los cuatro y El valle del terror y, luego, de entre los relatos, hemos seleccionado el primero: Las aventuras de Sherlock Holmes. Son novelas y relatos que exigen concentración y que despertarán la agudeza y el ingenio de algunos, además de descubrir a un autor que es mucho más que este personaje (y este último algo más que el personaje que ha ofrecido el cine reciente).


     John Steinbeck (se cumplen 50 años de su muerte en 2018) tiene dos novelas cortas en el listado: La perla y De ratones y hombres. La primera de ellas no es de aventuras ni de horror, sino que es una reflexión sobre el destino, la riqueza y la ambición a través de la historia del pescador Kino, que encuentra una perla de incomparable belleza y valor. La segunda tiene algo de picaresca a través del relato de las andanzas en busca de trabajo de dos entrañables amigos -George y Lennie- por los campos de California durante la Gran Depresión. Steinbeck es maravilloso y la lectura de esta obra puede llevar a otras cumbres como Las uvas de la ira, aunque eso será para otro momento.


    Fernando Lalana posee varias novelas en el listado, algunas de ellas ambientadas en Zaragoza (La tuneladora), por aquí cerca (La maldad o algo parecido), en la lejana Rusia y con el ínclito Stalin de por medio (El comando Gorki) o en un sentido y humorístico homenaje a las novelas del Oeste (Una bala perdida). Fernando Lalana es, posiblemente, el de los mejores escritores de novela juvenil (y de teatro) que hay en la actualidad y las novelas elegidas son buena muestra de ello: misterio, algo de terror, ambientación de época...




      A continuación vienen clásicos que hay que leer alguna vez en la vida: La isla del tesoro (Robert Louis Stevenson), Miguel Strogoff y La isla del fin del mundo (Julio Verne, del que aceptamos prácticamente cualquier lectura), Robinson Crusoe (en la versión de Vicens Vives), Las aventuras de Tom Sawyer (Mark Twain), Los crímenes de la calle Morgue y El escarabajo de oro (Edgar Allan Poe), Colmillo blanco (Jack London, del que leeremos en la segunda evaluación La llamada de lo salvaje), Oliver Twist de Charles Dickens (edición adaptada Vicens Vives) y El fantasma de Canterville y otros cuentos (Oscar Wilde). 



 Entramos ahora en el grupo de libros sobre el que a buen seguro podrán dar indicaciones los padres de nuestros alumnos, pues es probable que los leyeran en su momento: El pequeño vampiro (Angela Sommer-Bodenburg), La historia interminable y Momo (Michael Ende), Pippi Calzaslargas (Astrid Lindgren), Charlie y la fábrica de chocolate (Roald Dahl) y Los cinco (Enid Blyton; aquí se pueden elegir).
   En penúltimo lugar viene una pareja muy particular, pues se trata de sendas adaptaciones de dos clásicos: La Ilíada y La Eneida. Si el año pasado leímos Las aventuras de Ulises (Vicens Vives, adaptación de Rosemary Sutcliff), ahora proponemos, también de esta fantástica adaptadora, Naves negras ante Troya, que cuenta lo que sucedió antes de que Ulises se diera ese garbeo tan provechoso por el Mediterráneo. También de un viaje trata En busca de una patria, la adaptación del clásico de Virgilio a cargo de Penelope Lively.
   Por último, un nutrido y heterogéneo grupo de obras y autores contemporáneos, con predominio del misterio:
Agustín Fernández Paz, Cartas de invierno
José María Latorre, La sombra de la noche
David Lozano, Donde surgen las sombras
Laura Gallego, Finis Mundi
Laura Gallego, La hija de la noche
Carlos Ruiz Zafón, Marina
Carlos Ruiz Zafón, El príncipe de la niebla (1º de la Trilogía de la niebla)
Elifio Feliz de Vargas, Un pie que hablaba inglés