Nació en 1769 en una familia aristocrática en Berlín y fue geógrafo, naturalista, explorador, además de estar considerado como “Padre de la Geografía Moderna Universal”. A los 18 años se fue de casa a estudiar ciencia y naturaleza porque quería descubrir las cosas por sí solo haciendo su primer viaje por el río Rin hasta Holanda, de allí a Inglaterra con lo que empezó a soñar por navegar por otros continentes. En 1793, después de estudiar y trabajar en las minas de Freiberg, publicó su primer trabajo sobre “Flora subterránea”. A los 25 años su madre murió de cáncer y él heredó una fortuna; a él no le dolió mucho ya que podía empezar su sueño de viajar.
Después de viajar por toda Europa sus ansias de expansión le hicieron pedir permiso al Rey Carlos IV de España para viajar con total libertad por las colonias españolas en América junto con famosos naturalistas. En cuanto llegó a Sudamérica se puso manos a la obra para estudiar, junto con su ayudante, Bonpland, las plantas y animales de aquel ecosistema. Tuvieron que luchar contra la naturaleza hostil, viajando en mulas y a pie, recolectando plantas, animales, rocas y otras muestras… además de transportar delicados instrumentos de medición. Volvió con 60.000 ejemplares de plantas, cuatro mil hojas de diario y cientos de mapas e insectos
Le enfureció ver a gente tratando de intercambiar y comprar colonos americanos. Su viaje no paró aquí; éste habló sobre el cambio climático por primera vez. En ocasiones lo hacía como un poeta y no como un científico.
Al subir el Chimborazo, Humboldt descubrió la noción de la naturaleza y que es un inmenso entramado de vida. Hasta el final de sus días, en 1859, trabajó arduamente por la ciencia empleando su fortuna personal en sus viajes y publicaciones así como en ayudar a otros científicos. Actualmente diversos países cuentan con asociaciones, colegios e instituciones que llevan su nombre rindiéndole homenaje.
El Teide
En su expedición al nuevo mundo tuvo que hacer primeramente escala en Tenerife en junio de 1799, donde tuvo la oportunidad de hacer la famosa excursión al Teide y realizar algunos estudios sobre la geografía insular, gracias a este pasaje de su viaje a Sur América… Canarias fue conocida en muchos países por Humboldt.
Aunque sólo permaneció una semana en la isla, quedó impresionado por la belleza del paisaje y la bondad del clima. Sus observaciones en la isla resultaron muy reveladoras para afrontar la nueva perspectiva de lo que vería en América. Su tesis sobre los pisos de vegetación en Canarias dio la base para los nuevos campos de investigación de los nuevos botánicos y geógrafos. También hizo interesantes observaciones sobre el vulcanismo, la botánica, la población aborigen y de la sociedad canaria de su tiempo. Descubrieron por primera vez la corriente marina que fue bautizada con su nombre, pionero en incluir las isotermas en los numerosos mapas físicos que trazaron y recolectaron infinidad de plantas y especies zoológicas con su distribución altitudinal relacionándolo con la altitud y latitud.
El Chimborazo
En su viaje de cinco años y 10.000 kilómetros por tierras de la entonces América hispana, el naturalista alemán Alexander von Humboldt llegó hasta el volcán Chimborazo en el verano de 1802. Con sus 6.268 metros, la gran montaña situada en los Andes ecuatorianos, era la montaña más alta del mundo conocido por la ciencia occidental de entonces. Con su tradicional meticulosidad, Humboldt anotó las especies vegetales que había a cada altura mientras lo escalaba. 200 años después, una expedición científica ha seguido los pasos del científico prusiano para comprobar que el cambio climático está cambiando las plantas de sitio.
El calentamiento global está adelantando la primavera y modificando la distribución espacial de especies animales y vegetales. Con las temperaturas más suaves, cada vez se las ve más al norte. El fenómeno se ha constatado especialmente en las zonas templadas del planeta. Pero, en cuanto a las especies ecuatoriales, en particular las de montaña, apenas hay estudios. En parte se debe a que no existen registros históricos con los que comparar. Con la excepción del sacerdote y botánico español José Celestino Mutis y Humboldt (ambos se encontrarían en América), muy pocos naturalistas habían estudiado la distribución de las plantas en los trópicos y ninguno las cartografió como el alemán.
Javier y Rodrigo, 1º ESO A
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