“No puede construirse una felicidad sino sobre los cimientos de una desesperación.”
Marguerite Yourcenar fue una escritora, traductora y autora teatral francesa (1903-1987), que venía de una familia noble y que destacó desde muy joven por su inteligencia. Comenzó escribiendo poesía y traduciendo (a Virginia Woolf o Henry James, por ejemplo). En 1951 publicó su gran éxito, Memorias de Adriano, una novela en la que estuvo trabajando mucho tiempo, que le confirió gran popularidad y éxito de crítica. Se convirtió en 1980 en la primera mujer en pertenecer a la Academia Francesa. Algunas de sus obras de ficción más importantes, además de la que hemos citado, son Los dioses no han muerto (1922), Cuentos orientales (1938) y Opus nigrum (1968); también es autora de numerosos ensayos sobre arte y literatura.
La novela que le dio fama y reconocimiento fue Memorias de Adriano, que es una novela escrita en primera persona por el propio Adriano en forma de carta a su hijo adoptivo Marco Aurelio. Es un tratado con consejos sobre cómo gobernar, además de un repaso de su vida, con sus pensamientos y reflexiones. Otra de sus novelas más conocidas es Opus nigrum, ambientada esta vez en el siglo XVI. Aquí se narra la vida ficticia de un médico y alquimista en el Flandes de la época. Es muy interesante como retrato de una época de cambio, con sus luces y sus sombras.
Marguerite Yourcenar contribuyó a despertar un nuevo interés hacia la Antigüedad clásica con su gran éxito que hemos citado antes, como también lo hizo en británico Robert Graves, quien tras la I Guerra Mundial se trasladó a vivir a Deia (Mallorca). Allí escribió numerosas obras y vivió una vida alejada de la fama. También contribuyó a recuperar el interés por Roma y Grecia con obras como Yo, Claudio (1934), El vellocino de oro (1944) o La hija de Homero (1955) o Los mitos griegos (1964). La primera de ellas tuvo una adaptación a la televisión con mucho éxito.
Claudia y Belén, 3º B
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