jueves, 8 de noviembre de 2018

El metro (relato de intriga)

Esta vez traemos un relato de intriga a cargo de Guillermo, de 2º ESO B.

Ya hacía unos días que la Europol nos había mandado a comisaría ciertas señales de un grupo yihadista que estaba comunicándose por la Deep Web, y al fin los inspectores de la UIT lograron desencriptar la dirección IP de los mensajes y meterse en las conversaciones de estos desgraciados. Parecía que iban a atentar en la famosa Picadilly Circus, pero lo que yo, un agente de la policía secreta de Londres (MI6), no me imaginaba, era con que material ni de qué manera iban a atentar. Aquel 26 de junio de 2033, pude ver la masacre más grande sucedida en la Tierra. 


     Cinco agentes de los TDAX, cuatro de la comisaría de distrito 5 de Londres, dos de la Europol y tres de la MI6 en los que nos incluíamos mi compañero Álex y yo, estuvimos vigilando la plaza y alrededores sin levantar sospechas, hasta que nosotros dos nos montamos en el metro de la anterior parada, para asegurar también este perímetro dado que el metro también puede ser un lugar para atentar; pero no de esta manera… Justo con nosotros dentro, se agarraron al vagón trasero lo que parecían dos gamberros dispuestos a hacer alguna pintada, y a continuación de que el vagón se cerrara, el convoy se pusiera en marcha y se escuchara el último y famoso "Mind the gap", los que resultaron ser nuestra peor pesadilla, colocaron dos "bombas de freno de gran alcance" en la parte trasera del vagón. Esto quería decir que, si el metro frenaba al llegar a la estación de Picadilly, las bombas explotarían y no solo morirían toda la gente del metro, el cual hoy estaba especialmente lleno, sino que también moriría toda la gente de la plaza. No obstante, si el metro no frenase, chocaría con el convoy de la línea roja y también explotarían las bombas… 

      Debíamos cambiar de vagón de modo que no nos vieran, avisar al conductor y a nuestros compañeros para que detuvieran el tren de la línea roja, y si se acabara pudiendo parar el tren de algún modo, que los TDAX desactivaran las bombas. Qué bien nos vino que el Brexit se echara atrás para que así la Europol nos avisara de todo esto. 

    Una vez sucedido esto, algo falló… De repente, los controles magnéticos del metro no respondían y se estaban empezando a agitar los vagones lo que podía hacer explotar las bombas, el metro había cambiado de dirección en la rotonda del intercambio con la línea roja y volvía directo a la plaza, las luces se apagaron, las bombas empezaron a emitir un pitido y luz intermitente de activación (seguramente por los bandazos que estaban dando los vagones), y por si fuera poco, en vez de sonar la agradable voz pregrabada que te indica la siguiente parada, estaba sonando el estremecedor discursito del "jefe de los yihadistas" sobre el tiempo que los barrenderos iban a tardar en limpiar tanta sangre como iba a salpicar a los edificios y calles que no se derrumbaran; y de pronto algo inaudito pasó. El tiempo se detuvo. 


     Durante este tiempo todo excepto Álex y yo, se paralizó. Así nosotros dos pudimos pensar y asimilar lo que estaba pasando. Veinte minutos después, lo que pareció un vórtice espacio-temporal se presentó frente a nuestras narices, y pasado esto llegamos a una decisión. Intentar meter y sacar a la mayor parte de personas por ahí o tirar las bombas, aunque esta segunda no lo probamos por si aun así explotaban; pero… hubo un problema: en nuestro deseo de sacar a aquellas inocentes personas no nos dimos cuenta de que aparte de paralizados era imposible moverlos, pues era como si estuvieran pegados al suelo e igual con las bombas y con todo… No había fuerza humana capaz de hacer aquel trabajo a sí que optamos por entrar nosotros. Viajamos en el tiempo al verano del año anterior, a la sede de la Europol, en La Haya, para advertir de lo que pudiera pasar, y de pronto ahí estaba yo, en mi casa, sentado en el sofá, viendo mi serie preferida con mis dos hijos, Marc y Oliver y sin recordar nada. 

       Yo (mi subconsciente) me había escrito una carta a mí mismo titulada "EL METRO".

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