Bram Stoker fue un novelista irlandés, autor de Drácula (1897), obra clásica y de las más influyentes dentro de la literatura de terror. Nació en 1847 y murió en 1912. Además de la novela que hemos citado, también escribió El paso de la serpiente (1890), El misterio del mar (1902), La joya de las siete estrellas (1904) y La dama de la mortaja (1909). También se le debe el entretenido libro Impostores famosos. Pero su obra más célebre es Drácula (1897), novela en la que construyó, a través de diarios y cartas, el retrato de uno de los personajes más famosos del ideario decadentista de la época, el conde vampiro de Transilvania.
Publicada en 1897, dio su forma literaria definitiva al mito del vampiro, aunque este mito ya existiera antes, enraizado en antiguas creencias populares de Centroeuropa, y pese a que, de un modo u otro, su figura había sido ya tratada antes por otros escritores, desde Dumas, Le Fanu o Poe.
El nombre del protagonista se inspira en un personaje del siglo XV, el boyardo valaco Vlad Drácula (más conocido como Vlad Tepes, que significa el Empalador), que fue un héroe de la independencia rumana frente a los turcos, y al cual alude el conde Drácula de un modo superficial y bastante genérico durante una conversación nocturna que mantiene en su castillo con el héroe de la novela, Jonathan Harker. Pero en esta novela la apariencia física de su protagonista ya no es la de un caudillo guerrero renacentista, sino la de un aristócrata rumano, decadente y algo anticuado, aunque claramente perteneciente al siglo XIX. También se dice que se inspiró en la condesa Báthory, la "condesa sangrienta", por su afición a secuestrar y torturar a muchachas de los alrededores, cuya sangre se bebía para conservar la eterna juventud. Otra de sus fuentes pudo ser la obra de Julio Verne, El castillo de los Cárpatos.
Vanessa, 1º C
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